El objeivo del malteado es preparar  y transformar reservas nutritivas que están presentes en las semillas a sustratos apropiados para su utilización por las levaduras. A nivel global se podría decir que es un proceso de germinación controlado, que se tuesta, a fin de obtener cuatro grupos de compuestos, necesarios para la levadura:

- Aminóacidos

- Azúcares fermentescibles

- Polipéptidos

- Metabolitos esenciales

Los granos aceptables se almacenan en silos. Su humedad no podría exceder el 20% por lo que el coste de almacenamiento es elevado (en condiciones normales, la humedad ambiental puede estar en torno a 50%).

El proceso de malteado comienza humedeciendo los granos, hasta en torno el 45% necesario para su germinación. El exceso o defecto de agua en este proceso es perjudicial para el procedimiento general.

Una escasez de agua, producen el desarrollo pobre o débil del germen. Un exceso de agua puede producir una desagregación (proceso que provoca pérdidas en el malteado).

Este procedimiento no es estático, se combina con paradas de aireación. Ésto mejora notablemente la germinación.

Un procedimiento general para el malteado es el clásico 8-10-8-10-8. Ocho horas de mojado, diez de drenaje del agua y así sucesivamente. Los procesos de mojado se realizan con atmósfera húmeda, incrementandolo en cada intervalo (30% humedad, 40% humedad y 50% de humedad).

Una vez que comienza la germinación, se procede al rastrillado. El objetivo es eliminar el exceso de calor generado por el comienzo de la germinación.

Una vez que tenemos la malta verde, pasan a un proceso de secado y tostado. La malta llega al secadero con una humedad en torno al 45 % y el proceso de secado dura entre 15 a 60 horas. Si bien la temperatura tiene que estar controlada e torno a 50-70ºC. El fin es conservar las enzimas presentes en la malta. Estas enzimas serán las responsables de la obtención de azúcares. Cuando la malta está en torno al 15-18% de humedad, se llega al "punto de ruptura". Empaquetado y listo!